¿Y POR QUÉ NO?
LE PREGUNTO A MI MAMÁ,
MIRÁNDOLA ENFADADO
SALTANDO EN EL SOFÁ.
¡NOS VAMOS TODOS DE PASEO!
PARA NO MOLESTAR AL ABUELO.
QUE QUIERE DORMIR LA SIESTA,
Y NUESTROS GRITOS LE MOLESTAN
¡MIRA QUE BIEN, UN CHARCO!
¡CON LO QUE ME GUSTA SALTAR!
CHOPPP CANTA EL AGUA MIENTRAS ME MOJO
Y ME RÍO COMO UN LOCO
¡NOOOOO! MAMÁ VUELVE A GRITAR
MIENTRAS ME MIRA HORRORIZADA.
LA BOCA ABIERTA DE PAR EN PAR,
PARECE QUE SE VA A AHOGAR.
TAMBIÉN QUIERE QUE ME BAJE
DE LO ALTO DEL ÁRBOL,
POR SI ME CAIGO
Y ME DOY UN PORRAZO
TAMPOCO VALE PINTAR,
NI SALTAR, NI GRITAR.
NADA DE ENSUCIARSE,
NI EN EL SUELO TUMBARSE
CUANDO LLEGO A CASA, OIGO A MI ABUELO CONTAR
MUCHAS HISTORIAS SOBRE MI MAMÁ.
SOBRE CUANDO ERA NIÑA Y JUGABA
A SALTAR EN LOS CHARCOS, LLENÁNDOSE DE AGUA.
¿QUÉ LE HABRÁ PASADO?
¿SE LE HABRÁ OLVIDADO?
¿ES QUE DE MAYOR DEJAS DE VER LOS CHARCOS?
¿Y DEJA DE GUSTARTE, SUBIRTE A UN ÁRBOL?
Este relato está inspirado en frases que he oído a la salida del colegio (tenemos la suerte de tener un bosque al lado) Frases del tipo ¡no cojas el palo, ni la piedra! No te agaches a jugar con la tierra, no corras que te caes…
Seguramente yo también decía lo mismo antes de saber que es imprescindible para el correcto desarrollo del niñ@ que toque, se manche, corra, explore en libertad lo que le rodea. El conocimiento es poder, sólo necesitamos darnos cuenta para cambiar nuestra actitud 🙂
Deja una respuesta