Todo empezó un día normal, en mi casa. Estaba viendo la tele cuando oigo a mi madre llamarme:
– Magaaaa – que es como me llamo. Un nombre muy bonito que se le ocurrió a mi madre. – Entonces se asomó a la puerta, me miró y se fue.
Al poco tiempo oí a mi madre decirle a mi padre:
– ¡Mira, papá! (le llama así, ni idea de porqué) ¡Ya tengo las manos verdes! -dijo con una voz rara.
– Bien, bien, bien, jajajaja – se rio mi padre con una voz todavía más rara.
– Dentro de tres días habremos conseguido que todo nuestro cuerpo esté verde, ya sólo faltan los niños, jajaja –otra risita super rara de mi mamá.
– Siiiii, sólo faltan Maga y Tobías. Empieza la invasión.
¿Invasión? Uy, uy, uy. Mi corazón empezó a latir muy fuerte, y también empecé a respirar muy rápido. No sé si lo sabéis, pero los marcianos, que son verdes, quieren que todos seamos como ellos. Eso dice mi amiga Tela.
Entonces apareció otra vez mi madre con un plato lleno de fresas.
– Toma, Maga, para la merienda -Me dijo.
No os podéis imaginar como me puse. Si ya estaba nerviosa, me puse mucho peor. Las manos me empezaron a sudar y todo el cuerpo a temblar. Te preguntarás por qué. Pues te lo cuento. Según mi amiga Tela, los marcianos nos transforman haciéndonos comer semillas-marcianas. Y claro, esas fresas tan enormes que quería mi madre que me comiera….. ¡seguro que estaban llenas de semillas-marcianas!

Todas estas cosas sobre los marcianos las se gracias a mi amiga Tela, que tiene ocho años como yo. Todo lo ha aprendido de varias pelis de miedo que ha visto. Seguramente te preguntarás como es que ve este tipo de películas ¡CON SÓLO OCHO AÑOS! Pues sí, yo me pregunto lo mismo. Mi madre, que al final se enteró de que veía pelis de mayores, cree que se va a volver loca. Ya sabéis, ver pelis o jugar a juegos de mayores, nos vuelve locos.
Según mi madre, mientras ves este tipo de cosas, la cabeza las va chupando y va creando una capa gris en el cerebro. Esta capa gris hace que la cabeza no funcione bien. Entonces dejas de darte cuenta de muchas cosas, como que lanzar una piedra a un pájaro lo deja muerto en el suelo (eso hizo el hermano de mi amiga) El pobre se creía que, al igual que en los video juegos, el pájaro se levantaría y seguiría volando, pero no ….
– No quiero, me duele la barriga. -le dije rápidamente mientras me levantaba del sofá y me iba casi corriendo.
– Magaaaa – volvió a decir mi madre- ¿pero a dónde vas?
– He quedado con Tela – le dije a mi madre. Ya que Tela, además de mi mejor amiga, también es mi vecina. Y salí corriendo hacia la puerta de salida.
Pero antes de poder salir fuera, mi madre apareció delante de mi y me preguntó que me pasaba.
– ¡FUERAAAA MARCIANOOOOO! – le grité mientras intentaba que me soltara.
– Maga, shhhhhhh, tranquilízate. Vamos Maga, shhhhhh, respira como te enseñó la abuela. Vamos Maga, mira como el aire entra por la nariz, y te llena la barriga. Mira también como sale de tu barriga, hasta tu nariz. Vamos Maga, mira como el aire te llena la barriga y luego, como se desinfla. Ya sabes, como un globo.
Entonces respiré de esa manera, que es como suelo hacer siempre que me preguntan algo difícil en el cole. Así la respuesta aparece como por arte de magia ¡De verdad! ¡Probadlo! ¡Funciona!
Cuando empecé a respirar más lento, todo se volvió más tranquilo. Entonces miré las manos de mi madre, ¡y no eran verdes! Llevaba puesto unos guantes. En su cabeza, llevaba un sombre verde con orejas. Iba disfrazada de trol.
Entonces me acordé. Dentro de tres días empezaba el carnaval, y todos íbamos a ir de trols.
– ¿Estás bien Maga? – me preguntó mi madre con cara de preocupación.
Si, sí. -le contesté bajando la cabeza. Entonces me empecé a reír, con bastante vergüenza. Al rato le conté toda la historia, mientras me reía cada vez más. Pero a mi madre, aunque le hizo algo de gracia, realmente creo que le preocupó.
– Te oí decir que empezaba la invasión -le dije con voz muy bajita y la cara muy roja.
– ¿Invasión? -se quedó extrañada mi madre- Estábamos hablando de la ilusión que nos hace que vayamos toda la familia al Carnaval. Como no sea eso. -me dijo mientras ponía cara de sospechar algo- ¿Pero de donde te has sacado todas esas cosas de los marcianos, Maga? -me preguntó.
– Es que esta mañana, en casa de Tela, hemos visto una peli …. -le dije mirándome los pies y con la cara suuuuper roja.
– ¿Una peli? ¿Qué tipo de peli? No sería una de miedo, ¿verdad? -me preguntó con cara de enfado. Yo bajé mucho la cabeza, mientras me seguía mirando el pie.
– Bueno, Maga -me dijo mi mamá- ya ves lo que pasa cuando ves películas para mayores.
Después de esto, le prometí a mi madre que no volvería a ver pelis de mayores. También me ha dicho que va a hablar con la mamá de Tela. A ver si consigue que deje de ver ese tipo de cosas. No quiero que mi mejor amiga se vuelva loca.
De todos modos, yo ya se lo he dicho a Tela. Que si sigue viendo cosas de mayores va a volverse loca. No sé si me hará caso, espero que sí.
La que no va a volver a ver nada de eso, por mucho que insista Tela, soy yo. No quiero volver a ver a mi madre y a mi padre con cara de marciano planta-semillas.
Así, que ya sabéis, ¡mucho cuidado con los juegos o pelis para mayores! Te llenan la cabeza de una sustancia tipo caca. Y claro, luego tu cabeza no piensa bien y sólo te enseña mentiras.
FIN.
Autora: Raquel Álvarez Franco.
Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA.
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