«La Navidad agita una varita mágica sobre el mundo, y por eso, todo es más suave y más hermoso.”-Norman Vicent Peale
La Navidad es una época del año en la que, de repente, todo el mundo es bueno… y consumista. Una celebración que ha perdido su verdadero significado y actualmente está marcada por claros intereses comerciales.

Sin duda, es un periodo mágico para los niños, que son los verdaderos protagonistas de esta festividad, pero esto no siempre ha sido así.
A parte de las connotaciones ya mencionadas, ¿conoces realmente el origen de estas fiestas? Y lo que es más importante, ¿conoces su vinculación histórica con el ser humano?
En este artículo vamos a explorar la Navidad, su origen, la historia de la Navidad, y como se ha desvirtuado con el tiempo su verdadero significado.
Por supuesto, también vamos a ver por qué es importante para el ser humano recuperar su verdadero sentido.
Contenido:
Qué es la Navidad
Tal y como se concibe actualmente, la Navidad es una celebración religiosa, de origen cristiano, en la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo.
La fecha más habitual de la celebración es el día 25 de diciembre, sin embargo, no en todas las comunidades cristianas se celebra el mismo día.
En otras iglesias, como la ortodoxa, la fecha de celebración es el 7 de enero, como comienzo de la navidad. Es curioso como esta fecha coincide con la epifanía del dios Osiris y Dionisos (6 de enero en realidad), pero esto lo dejaremos para otro artículo.
Como detalle a considerar, donde no se celebra la natividad el 6 o 7 de enero, se celebran los Reyes Magos, que, al fin y al cabo, fueron a adorar al niño recién nacido. Un poco contradictorio, pero es lo que hay.
Como se puede ver, actualmente parece que sin cristianismo no hay Navidad, pero esto no es así realmente.
¿Existían celebraciones de Navidad antes de la era cristiana? Veamos algo de historia.

Muchos siglos antes de la llegada del cristianismo, durante el solsticio de invierno, diferentes pueblos celebraban el nacimiento del sol.
Navidad fiesta pagana
A estas alturas creo que ya es de sobra conocido el hecho de que Jesús de Nazaret no nació el 25 de diciembre. Si bien la fecha de su nacimiento es desconocida, todo apunta a que pudo nacer en otoño.
En cualquier caso, lo que sí está claro es que Jesucristo no nació el 25 de diciembre.
Sin embargo, no hay dudas en el hecho de que numerosos pueblos realizaban rituales y celebraciones paganas al sol en estas fechas. Rituales que, por supuesto, estaban muy arraigados en la cultura europea.
Llegados a este punto, y con la base de que Cristo nació el 6 de enero, nos encontramos con una tradición muy popular en la iglesia católica, o, mejor dicho, en el cristianismo. La mejor manera de silenciar una fiesta pagana es darle una significación cristiana.
Así que, sin darse mayor importancia, sustituyeron la tradición del rito al sol con la celebración del nacimiento de Jesucristo, y, si ya de paso, tiene que nacer unos días antes, pues es un detalle de poca importancia. 😉
En el año 355 se cambió oficialmente la fecha de nacimiento de Jesús, del 6 de enero al 25 de diciembre.
Por supuesto, todo esto está perfectamente avalado por numerosos autores cristianos. Por ejemplo, Arthur Weigall, lo detalla en su libro «Survivances païennes dans le monde chrétien, París, 1934″.
Puesto que este cambio, así de repente, no iba a ser muy convincente, ya se encargó la propia iglesia de ir perfilándolo. El propio tiempo va haciendo su trabajo, y con el apoyo de algunas personas, como San Efrén o San Agustín, poco a poco, los orígenes irían cayendo en el olvido.
Particular relevancia y empeño tuvo el Papa Gregorio I en el siglo VI, en ir destituyendo a los antiguos dioses y que estos fueran reemplazados por el cristianismo, evitando causar demasiado revuelo.
Así que, sobre el origen pagano de la navidad, es algo de lo que hoy en día no hay ninguna duda.
¿Qué se celebra el 21 de diciembre?
Una vez establecido que la Navidad es de origen pagano, vamos a ver con más detalle qué se celebraba antiguamente.
Básicamente podemos decir que se celebra la vuelta de la luz. A partir del Solsticio de invierno, las horas de luz solar van aumentando día a día hasta alcanzar su punto máximo, en el solsticio de verano.
Es interesante señalar que, durante el solsticio de invierno, el sol mantiene su posición en el cielo del mediodía durante tres días.
Tradicionalmente, este suceso se ha considerado como que el sol descansa antes de su resurgimiento. De hecho, la palabra solsticio significa sol quieto.
Fiestas Saturnales
Estas fiestas se celebraban en la antigua Roma en honor a Saturno, dios de la agricultura.

Durante este periodo, comprendido entre el 17 y el 23 de diciembre, se establecían vacaciones generales, y, digamos que el pueblo se “soltaba la coleta”.
Es curioso ver como se intercambiaban los papeles de esclavo y amo, y los amos les daban a éstos algún extra, en forma de paga o vino.
Las fiestas daban comienzo con un sacrificio en el templo de Saturno.
Posteriormente, continuaban con un banquete público, al que seguía una considerable permisividad. Vamos, que a estos romanos les gustaban las bacanales.
La Saturnalia, como también se le denomina en latín, era una fiesta pagana que coincidían en fechas con las actuales navidades.
Si bien en algunos casos se referencian como un precursor de las navidades, y, en cierta forma eran las navidades romanas, es fácil ver que las fiestas saturnales realmente han dado paso a los actuales carnavales.
Curiosamente, el fin de las fiestas saturnales coincidía con el solsticio de invierno. Este es otro dato importante a tener en cuenta.
Yule – Navidad Vikinga
Los antiguos pueblos nórdicos celebraban el solsticio de invierno, al que denominaban Yule.
Esta era una tradición de origen germánico y los pueblos vikingos. Yule marcaba el fin de la oscuridad y la llegada de la luz.
La festividad tenía una duración de 12 días y algunas de sus tradiciones se han conservado hasta nuestros días, evolucionando.
La verdadera historia del árbol de navidad
Para festejar Yule, era tradicional colocar un árbol, en representación de los nueve mundos. En su copa se hallaba Asgard, en donde habitaban los dioses, y sus raíces se hundían en Helheim, que es el reino de los muertos. Por medio se encuentra también el mundo de los hombres. A este árbol se le denomina comúnmente árbol de navidad nórdico o árbol vikingo.

En otras tradiciones, como la celta, el árbol era un elemento sagrado. Se decoraba con frutas y velas durante el solsticio de invierno, pidiendo la reanimación de la naturaleza y la vuelta de la luz. Dada la coincidencia de fechas, esta celebración se puede considerar como la navidad celta.
La verdad es que es difícil encontrar una referencia única a la historia del árbol. A poco que se busque, se ve que está ligado a muchas tradiciones ancestrales, relacionadas todas ellas con el solsticio de invierno. También se encontraba en el antiguo Egipto, etc.
¿Y cuál es el verdadero origen del árbol de navidad?
Históricamente se ha vinculado a San Bonifacio, como el artífice de la conversión del árbol de Yule en el árbol de navidad como símbolo religioso cristiano.
San Bonifacio, de forma inteligente, se dio cuenta de que la tradición del culto al árbol era imposible de erradicar. Para provocar el cambio, lo que hizo fue talar el gran Roble que se utilizaba para representar a los nueve mundos, y al hacerlo no fue fulminado por Thor. Junto al roble había un pequeño abeto, y San Bonifacio convención al pueblo de que ese árbol estaba ahí puesto por Dios.
A esto se le añade que el árbol siempre está verde, que sus hojas miran al cielo y que sus tres vértices simbolizan la trinidad y ya tenemos un nuevo árbol de navidad, que ha perdurado hasta nuestros días.
Lo que está claro es que la existencia del árbol de navidad nórdico y, en general, el origen del árbol de navidad pagano, antecede considerablemente al árbol de navidad tradicional, y, de nuevo, estamos ante otra simbología que ha sido absorbida por la religión cristiana.
Lo mismo sucede con otras tradiciones, como Santa y su relación con la cabra de Yule. Mejor lo dejamos aquí, que, aunque es muy interesante, nos desviamos del artículo.
Solo un dato curioso. Incluso hoy en día, en Finlandia, los regalos los trae la cabra de navidad (Joulupukki).
Fiesta de Yule
Una vez que hemos visto el origen de la navidad, es fácil ver su vinculación con el ser humano a lo largo de la historia.
El hombre, durante toda su existencia, ha tenido una fuerte vinculación con los periodos de la naturaleza, las estaciones y todos los eventos asociados.
Durante los últimos años de nuestra historia, es donde hemos perdido el significado de estas tradiciones ancestrales y, por las que pagamos un elevado precio, sin darnos cuenta.
No podemos olvidarnos de nuestra condición de animal y nuestra vinculación con la Madre Tierra, que nos protege y nos da la vida. La socialización, pasar de la tibu a las grandes urbes, nos ha aportado comodidades relativas, a consta de un precio muy elevado.
Nos hemos desconectado de la naturaleza y hemos perdido por completo nuestro sentido de tribu. Y esto no hace más que empeorar. Cada vez estamos más aislados, encerrados en la tecnología y desconectados de nuestro entorno.
La desconexión de la Madre Tierra provoca depresión, ansiedad, pérdida de la visión del sentido de la vida, etc.
A poco que nos paremos a analizar la situación, es fácil ver que algo no está bien y que, aunque tenemos más comodidades que nuestros ancestros, hemos perdido la esencia y el sentido de la vida.
En el solsticio de invierno, nuestros antepasados celebraban el retorno del sol. Se festejaba que los días empiezan a alargarse. La naturaleza nos recuerda que nada permanece, todo cambia en eternos ciclos de muerte, transformación y renacimiento. Un conocimiento esencial para el ser humano que incluso es un tabú en nuestra sociedad actual.

Con la llegada del invierno, viene el frío y este a su vez trae de vuelta la vida. En los climas más duros, los animales se refugian al cobijo de la Gran Madre. Las plantas germinarán en breve. Para los seres humanos es un tiempo de recogimiento, de estar en casa, y, al igual que el resto de la Tierra, de descansar.
Los meses invernales nos regalan poder compartir con la familia ratos de tranquilidad al lado del fuego. En esta época fría, somos más propensos a resfriados y otras enfermedades. El cuerpo, que es muy sabio, nos pide dormir más horas, salir menos al exterior y dedicarnos a pasar nuestro tiempo libre con tareas tranquilas.
Cómo celebrar Yule
Una manera de volver a conectarse con la Madre Tierra es por medio de la celebración de sus ciclos. Una de las formas más típicas de hacerlo es festejando las estaciones, solsticios y equinoccios.
Al llegar el invierno (el 21 de diciembre en el hemisferio norte, y el 21 de junio en el hemisferio sur) o bien en una fecha cercana si no se puede en el día del solsticio,
existen muchas formas de celebrar la llegada de esta estación . Vamos a ver algunas de ellas.
Si lo vamos a celebrar con niños, una buena manera de hacerlo es leyéndoles un cuento que trate sobre el invierno y su significado. De esta forma, el niño puede entender lo que sucede en este periodo del año.
Otra forma, que es muy divertida para los niños, consiste en hacer con ellos diversas manualidades. Por ejemplo, una corona de plantas para agradecer este tiempo de quietud.
Esta corona, el próximo año y en las mismas fechas, puede ser quemada como ofrenda a la Madre Tierra, o enterrada, simbolizando la transformación de lo viejo en algo nuevo.
La creación de la corona de invierno es ya una tradición en mi familia. Parte de nuestra celebración consiste en salir a la naturaleza, y recoger ramitas, piñas y flores, para hacer la corona.
Una vez que hemos recogido todo lo necesario, sólo hay que crear la corona uniendo todas las ramitas y flores, por medio de una cuerda.
Si para la celebración no hay niños, o prefieres celebrar solo o sola esta estación, la ceremonia puede ser parecida.
Aprovecha para salir al campo, celebrando la llegada del invierno en un sitio tranquilo, en el que puedas sentir bien la Naturaleza.
Puedes recoger ramitas de diversas plantas y flores, y hacer la corona para este año, de modo similar a como la harías con niños. Es algo entretenido y fácil de hacer. Sólo te tienes que llevar unas tijeras y una cuerda, que sea de material natural.
Si tienes la corona del año pasado, tal y como hemos visto anteriormente, la puedes dejar a modo de ofrenda.
Si tienes posibilidad de realizar la celebración con algunos amigos, o un grupo afín, mejor todavía. A los beneficios del agradecimiento se le añade los beneficios de recuperar el sentimiento de la tribu.
Después de todo lo que hemos visto en este artículo, casi que deberíamos de cambiar el típico Feliz Navidad por Feliz Solsticio de Invierno o mejor aún, Feliz Yule.
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